Dos de las cosas buenas de vivir en Madrid son la historia y cultura que la rodea, y por supuesto, la Sierra de Madrid. El Escorial reúne las dos. El impresionante Monasterio, su arquitectura, tesoros, historia… y por supuesto estar en plena naturaleza de la Sierra madrileña.

El fin de semana pasado  tenía ganas de salir de la ciudad para relajarme y llenarme los sentidos de naturaleza, aire fresco de la Sierra y empaparme  de la cultura de la mejor manera posible, viviéndola “in situ”.

Al final se me hizo un poco tarde y tuve la suerte de probar un caldo de cocido en un afamado restaurante de la zona que hizo que el día fuera redondo en todos los sentidos.

No tengo muchas oportunidades de pasar días así pero cuando puedo, me hacen muy feliz.

Besitos